(06/03/25 - escándalos Libertarios, Por Ivy Cángaro)-.Que Nicolás Márquez padece una severa adicción al alcohol no es ninguna novedad; decenas de videos que él mismo graba dan cuenta de los síntomas de su enfermedad: la lengua trabada, el discurso irascible y discontinuo, y el constante llenar de su copa mientras pasan los minutos y hasta horas de sus discursos y debates por zoom desde su casa. Esas situaciones, si bien son profundamente desagradables para el espectador imprevisto, no dejan de ser pintorescas y hasta risibles: el tipo está en su casa y no le hace más daño a nadie que a sí mismo en todos los sentidos.
El problema para terceros aparece cuando sale de su ostracismo y, por ejemplo, conduce en ese estado. Eso sucedió, por tomar un último caso, el domingo 26 de enero de 2025, a las 15.50, cuando junto a su novia, la paraguaya Ema Riquelme, salió de un almuerzo con amigos y pretendían ir rumbo a la playa a bordo de su auto Toyota Etios de color negro, visiblemente mugriento.
Márquez condujo por la Avenida Colón en dirección a la costa. A la altura de la calle Chaco y en la misma dirección, en paralelo, iba un motociclista a llevar un reparto. Las imágenes de las cámaras de seguridad de comercios de la cuadra no dejan margen de dudas: El repartidor circulaba por su carril y sin que mediara ningún movimiento brusco ni acción improcedente Márquez, que venía en la misma dirección no logró calcular la línea paralela y lo atropelló al querer pasarlo por la izquierda.
Nicolás Márquez condujo totalmente alcoholizado, atropelló a un motociclista y huyó sin socorrerlo
El choque fue tan brutal, que el motociclista salió despedido varios metros y la moto fue arrastrada por el auto hasta que se desenganchó del paragolpes. Márquez, en ningún momento, frenó. Ni siquiera producto del impacto. Nada. Siguió como venía a la misma velocidad y en la misma dirección. Mientras los vecinos del lugar socorrían al pibe que había quedado tendido en el asfalto en medio de la avenida y lo desplazaban, herido, hacia la vereda y llamaban a una ambulancia; otro motociclista salió en persecución de Márquez.
Logró interceptarlo dos cuadras más adelante, en la esquina de la avenida Colón y San Juan, cuando el biógrafo de Milei frenó en el semáforo. El perseguidor le cruzó su moto para que una vez en verde, no pueda avanzar; entonces Márquez retrocedió marcha atrás unos cuarenta metros hasta que tuvo que parar, forzosamente, porque la rueda delantera derecha, producto del impacto, estaba reventada.
Es ahí donde quedó registrado, en una filmación casera que hizo el mismo motociclista que le cerró el paso, cuando Márquez y su novia se bajaron del auto y miraron el enorme bollo que sobre el capot quedó como huella del atropello. Parecían no entender lo sucedido. Ebrios, o con algún tipo de consumo evanescente, o quizá fingiendo una inocencia que nunca tuvieron, balbuceaban sorpresa al ver la rueda reventada, las chapas retorcidas.
En el interín, una ambulancia llevó al herido a la Clínica Pueyrredón, lleno de laceraciones y magulladuras. Debieron pasar por donde estaba Márquez, era el camino obligado. Mientras esto sucedía a la esquina de San Juan y Colón llegó la policía y le pidió al escritor sus datos personales y el hombre, que a donde vaya y aunque nadie le pregunte dice ser un “erudito que escribió quince libros”, de repente olvidó todo: su nombre, número de documento, dirección, teléfono, y hasta su profesión. Todo. Ni un dato. Nada.
Al chequear los datos del automóvil, patente AE105EL, se pudo constatar que Márquez arrastra tres multas impagas de 209 mil pesos cada una por faltas cometidas en Mar del Plata, y otra en el partido de Mar Chiquita. Las causas de las infracciones no se conocen aún, pero es posible creer que tienen que ver con la ebriedad, un mal que arrastra desde su adolescencia y que también padeció su padre sin que uno ni otro hayan recurrido jamás a algún tipo de tratamiento.
Pero volvamos a la fatal tarde del 26 de enero. El atropello quedó claramente registrado en las cámaras, lo mismo que su actitud posterior de fuga. Del mismo modo, su nula decisión de colaborar con la policía. Se abrió una causa que lleva el número IPP 4549-25 y se tramitó en la Unidad Fiscal N° 11 de Mar del Plata, a cargo del doctor Pablo Cistoldi.
La investigación -nula- se archivó a las 48 horas, cuando aún ni se habían hecho todos los estudios médicos del motociclista. Del resultado del test de alcoholemia hecho a Márquez, ni noticias, y no tuvo ningún inconveniente en seguir manejando su auto.
Nicolás Márquez condujo totalmente alcoholizado, atropelló a un motociclista y huyó sin socorrerlo
¿Por qué alguien que atropelló y huyó ni siquiera es llamado a declarar y su causa se archiva en cuestión de horas?
Decíamos en el comienzo del artículo que Nicolás Márquez es abogado, estudió y se recibió en Mar del Plata y es docente en FASTA, en la carrera de derecho. Además, pertenece al Opus Dei, como una parte de la “familia judicial” de esa ciudad y como muchos del cuerpo docente y directivo de la comunidad Santo Tomás de Aquino de la casa de estudios donde es profesor.
Mar del Plata no deja de ser una ciudad en la que, a pesar de su extensión, sus residentes permanentes se conocen entre sí, sobre todo cuando tienen un rol destacable o una personalidad notable. Hasta hace un tiempo, Nicolás Márquez era un tipo temible al que muchos esquivaban para no tener problemas: sus ataques de iracundia, sus escándalos, sus bravatas y su ausencia de límites eran un dique que lo dejaba fuera de los mismos círculos laborales y sociales que lo habían dejado entrar cuando el abogado joven y rubio, que dice querer ser “el nuevo Alfredo Astiz”, mostraba su cara amable y encantadora.
En los últimos dos años, sumó a esa temeridad el peso político que florea por ser el asesor y amigo preferido del presidente Javier Milei, sobre quien influye de tal modo que al liberalismo original del mandatario logró trocarlo por un conservadurismo extremo: la prueba es el discurso del presidente en Davos, escrito a cuatro manos entre Márquez y su discípulo, Agustín Laje.
Nicolás Márquez condujo totalmente alcoholizado, atropelló a un motociclista y huyó sin socorrerlo
La causa por el atropello no es la primera que tiene un cierre abrupto a favor de Márquez. Habría dos más -como mínimo- por denuncias de ex parejas que lo acusan de violencia de género; mujeres que prefieren mantener el anonimato y que están aterradas -al decir de algunas fuentes allegadas- por las acciones de revancha que podría generar Márquez, a quien no dudaron en calificar como “psicópata”. Los testimonios son escalofriantes: golpizas, ebriedad, amenazas, y un sinfín de espantos.
Sin embargo, si se pudiera medir el espanto, esto no sería lo peor en la carrera del biógrafo: desde 2008 arrastra la denuncia y la causa, que pasó por diversas instancias judiciales, por el abuso sexual hacia su propia hija, cuando la niña tenía poco más de tres años. Una basura humana
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