Antes de esto y durante la proyección del video trucho (o fake) fraguado desde el gobierno nacional, tanto el propio Feinman como sus panelistas quedaron expuestos vomitando su odio contra los manifestantes, lo que generó que quedrán altamente expuestos, ya sea por su condición de falta de profesionalismo para cotejar la información, como por su condición de militontos libertarios, lo que enfureció al conductor.
Preso de la ira, Feinmann pidió a Milei que eche a Bullrich por la represión del efectivo policial la niña, pero agil de reflejos la ministra lo llamó y dijo que el policía la "gaseó" sin querer, una justificación tan pueril como la que brindó en su momento ante la deaparición de santiago Maldonado y el asesinato de Rafael Nahuel.
Luego de imágenes y vídeos donde se vio ayer a un policía rociar con gas pimienta a una menor en las inmediaciones del Congreso, el periodista Eduardo Feinmann estalló durante su programa en La Nación + y pidió a Javier Milei que eche a Patricia Bullrich de su cargo, quien llamó al aire y dijo que el efectivo la "gaseó" sin querer.
"No nos van a usar para hacer una operación de fake news", vociferó el periodista que ya había, de hecho, participado en una al respecto y le pidió a Milei que no sólo despida a la ministra de Seguridad sino también al jefe de la Policía Federal y a la viceministra porque "son unos mentirosos".
Al respecto, Feinmann reveló que desde la Policía Federal le mandaron un video para desmentir "la represión a una nena", algo que antes la viceministra había señalado, pero a la inversa, manifestando que el video lo había hecho la producción de Feinman.
En este marco, Bullrich llamó furiosa en pleno programa para negar lo que se ve en vídeos e imágenes: "Nadie gaseó a una nena".
Sin embargo, reconoció que el jefe de la Federal mintió, pero dijo que el oficial que "gaseó" a la nena "no lo hizo a propósito". "Cuando levanta la mano sale un poco de gas. ¿Es un mal padre?", dijo la ministra de represión que alguna vez defendió a los asesinos de Rafael nahuel señalando que no iba a tirar a un prefecto por la ventana.
Lo cierto es que el final de este capítulo de un nuevo escándalo libertario aún tiene un final incierto, pero demuestra claramente el nivel de descomposici´çon que se vive en el gobierno que suspendió la obra pública, despidio a decena de miles de trabajadores estatales, ajustó criminalmente a los jubilados y aún asi sigue endeudandose de manera escandalosa.
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