(28/06/24 - Libros)-.La presentación será este viernes 28, a las 17.30 horas en el Auditorio Germán Abdala de la CTA Autónoma (Bartolomé Mitre 748) y junto al autor estarán Luciana Bertoia, politóloga y periodista especializada en justicia y derechos humanos; el padre Paco Olveira, integrante del Grupo de Curas en la Opción por los Pobres y Hugo ‘Cachorro’ Godoy, secretario general de la CTA Autónoma.
Las comparaciones que se efectúan en este trabajo señalan actitudes, vínculos, reacciones, visiones –y alucinaciones– que guardan hebras de similitud entre las actuaciones de las figuras prominentes nazis y el actual mandatario argentino.
Según resalta Dora Barrancos en el prefacio, la extensión y el alcance de las extremas derechas en el orbe toman una parte principal de las preocupaciones que vivimos. La evolución de fuerzas dichas “liberales” hacia posiciones que parecen antagónicas con algunas matrices del cauce histórico liberal hace insoslayable la visita al espectro del nazifascismo.
Pero detrás de las fuerzas reaccionarias hay sujetos de carne y hueso, animadores exacerbados, personalidades cuya excentricidad parece reposar en un núcleo taratológico, desposeídos de cualquier fibra de consternación frente al sufrimiento, celebrantes de la extinción de la dignidad humana.
El texto de Carlos Rozanski, basado en datos incontestables, pone en situación comparativa a las figuras centrales del nazismo –comenzando por el propio Adolf Hitler– y la del mesiánico líder de la fuerza que hegemoniza la ultraderecha nativa, Javier Milei. Las comparaciones que se efectúan en este trabajo señalan actitudes, vínculos, reacciones, visiones –y alucinaciones– que guardan hebras de similitud entre las actuaciones de las figuras prominentes nazis y el actual mandatario argentino.
Entre los méritos de un libro está el de resultar polémico. Con certeza este lo será, porque seguramente habrá desacuerdos. Su tarea es avivar las sensibilidades y hacerlas porosas a la posibilidad misma de la actividad crítica. El tiempo que vivimos, de azoramiento y zozobra frente a una gobernanza que amenaza nuestra estabilidad emocional y desafía de manera paradójica la inteligibilidad de los acontecimientos, no puede atrasar el acierto de la emocionalidad reflexiva, que no es una contradicción sino un acicate para resistir.
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