(27/03/24 - Genocidio Palestino/Opinión, Por Iqbal Jassat*)-.Como era de esperar, la “resolución de alto el fuego” ha conmovido al mundo. Si bien HAMAS (el Movimiento de Resistencia Islámica Palestina) lo ha acogido agradeciendo al CSNU, el régimen ocupante está profundamente descontento y angustiado.
En su comunicado, HAMAS ha pedido un alto el fuego permanente que “conduzca a la retirada de todas las fuerzas sionistas de la Franja de Gaza y al regreso de los desplazados a los hogares de donde partieron”.
Para demostrar su compromiso de cumplir con la resolución, HAMAS dijo que está dispuesto a “participar en un proceso inmediato de intercambio de prisioneros que conduzca a la liberación de prisioneros de ambos lados”.
Además, HAMAS ha pedido al Consejo de Seguridad de la ONU “que presione a la ocupación para que respete el alto el fuego y detenga la guerra de genocidio y limpieza étnica contra nuestro pueblo”.
Por otro lado, el criminal de guerra Benjamín Netanyahu está furioso. Su ira refleja la característica vengativa profundamente arraigada de la ideología racista sionista, responsable de la masacre masiva de palestinos en lo que ha indignado al mundo desde el 7 de octubre del año pasado.
El número de muertos en la bloqueada Franja de Gaza supera ahora los 32 400, el 75 por ciento de ellos niños y mujeres, según la Oficina de Medios de Gaza. Al menos otras 7000 personas siguen atrapadas bajo los escombros.
Mientras transcurrían los minutos en el CSNU el lunes, y se veía a los Estados miembros apiñados en grupos antes de que comenzara la sesión, Netanyahu lanzó un ultimátum al presidente estadounidense, Joe Biden: “Si EE.UU. no veta el nuevo proyecto de resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el alto el fuego en Gaza, cancelaré la visita de la delegación israelí a Washington”.
Su amenaza fracasó estrepitosamente. La Administración Biden, que ha apoyado militar y financieramente la guerra genocida israelí en Gaza en los últimos 172 días, se abstuvo de votar.
Es importante destacar que Estados Unidos vetó las resoluciones de alto el fuego en Gaza en tres ocasiones en los últimos meses. Al no ejercer su poder de veto esta vez, la resolución fue aprobada con el apoyo de los 14 Estados.
La tan esperada resolución exige un alto el fuego inmediato durante el mes sagrado del Ramadán (noveno mes del calendario lunar islámico). Pide también la liberación inmediata de los “rehenes”, sin condicionarla.
En otras palabras, la resolución no insiste en que para que el alto el fuego entre en vigor, los cautivos israelíes tienen que ser liberados como condición previa por parte del grupo de la Resistencia, HAMAS, con base en Gaza.
Es pertinente que el CSNU no haya atendido la solicitud presentada por el representante ruso que pedía un alto el fuego permanente después del mes sagrado del Ramadán.
Además, el borrador no aceptaba la exigencia del régimen israelí, de Estados Unidos y del Reino Unido de “condenar” al grupo de la Resistencia, HAMAS, lo que irritó al régimen y a sus partidarios occidentales.
Al contextualizar las obligaciones legales de los Estados miembros de acatar las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, es importante distinguir a HAMAS como un movimiento de la Resistencia no estatal involucrado en una lucha por la libertad que no es parte de la Carta de la ONU, mientras que el régimen de apartheid de Israel sí lo es.
Significa que la resolución está dirigida principalmente a la entidad sionista al pedirle, como parte de la Carta de la ONU, que cumpla con la demanda de alto el fuego.
Aunque el mecanismo de aplicación no está claramente definido, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, en sus declaraciones del lunes afirmó que la tan esperada resolución “debe implementarse” y que “el fracaso sería imperdonable”.
Por lo tanto, HAMAS tiene toda la razón al insistir en que el Consejo de Seguridad de la ONU presione al régimen ocupante para que se adhiera a la resolución de alto el fuego y detenga la guerra de genocidio y limpieza étnica contra los palestinos.
Al mismo tiempo, mientras Netanyahu ha estado haciendo berrinches, su ministro de asuntos militares, Yoav Gallant, se encuentra actualmente destinado en Washington, reuniéndose con el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan.
La tensión y las diferencias políticas entre Netanyahu y Gallant se han vuelto confusas y conocidas públicamente a pesar de que el régimen ha estado tratando de encubrirlas para evitar más vergüenza.
Una crisis entre los dos señores de la guerra, así como enormes grietas en la alianza entre Estados Unidos e Israel, son un acontecimiento bienvenido para los movimientos palestinos de la Resistencia, en particular HAMAS, a pesar de que la Administración Biden sigue plenamente comprometida con los objetivos criminales de Netanyahu en Gaza.
En su respuesta en nombre de la Iniciativa Nacional Palestina (PNI, por sus siglas en inglés), el secretario general Mustafa al-Barghouti fue bastante directo:
“La resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para un alto el fuego inmediato es vinculante y asestó un golpe a Netanyahu y su gobierno extremista y agresivo, y se le deben imponer sanciones si se niega a implementarla”, recalcó.
“Aunque la decisión fue desequilibrada con respecto a los prisioneros porque no se refería explícitamente a la necesidad de liberar a miles de prisioneros palestinos, destacó la necesidad de eliminar todos los obstáculos ‘israelíes’ a la llegada de ayuda humanitaria a todas las zonas de la Franja de Gaza, lo que significa la libertad de todas las personas desplazadas de regresar a sus hogares y zonas donde los abandonaron”, remarcó.
El líder de HAMAS, Ismail Haniya, en su visita a Teherán el martes, un día después de que se adoptara la resolución, adujo que se retrasó y estuvo plagada de deficiencias, pero aún así subraya el aislamiento del régimen.
* Iqbal Jassat es miembro ejecutivo de la Red de Revisión de Medios, Johannesburgo, Sudáfrica.
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