(07/01/24 - Estados Unidos)-.Lejos de afectar su imagen, tres años después del asalto al Capitolio el ex presidente Donald Trump es el favorito en las primarias republicanas que arrancan en diez días para revivir la contienda con Joe Biden en las elecciones de noviembre, lo que muestra "la profundidad" del apoyo que tiene y la "polarización política" que existe en el país, según indicaron analistas a Télam.
El asalto al Capitolio, del cual se cumplen 3 años, no afectó la imagen del ex presidente, quien se apresta a participar de las internas del Partido Republicano, que arrancarán en 10 días y lo tienen como posible ganador. Ello lo llevaría a una nueva pulseada con el actual jefe de Estado, el demócrata Joe Biden, el 5 de noviembre.
El 6 de enero de 2021, un grupo de seguidores del magnate irrumpió en la sede del Congreso en Washington para detener la sesión que confirmaba el triunfo de Biden en los comicios de 2020, luego de semanas en los que el entonces mandatario denunció fraude, aunque sin presentar pruebas ante la justicia.
Desde entonces se presentaron cargos en contra de más de 1.200 personas que van desde delitos menores, como allanamiento de espacios restringidos, a otros más graves, como atentando contra la autoridad, intento de detener la confirmación del resultado electoral, o el peor de todos, conspiración para revertir el Estado de derecho.
Varios de estos detenidos apuntaron al papel de instigador que tuvo Trump, lo que le sirve de base al Departamento de Justicia para preparar su caso ante una eventual imputación por el asalto ocurrido hace tres años.
El republicano, de 77 años, sí fue sometido a juicio político por segunda vez por la Cámara de Representantes (Cámara baja) tras el ataque, acusado de incitar a una insurrección, pero fue absuelto por el Senado.
En paralelo, afronta cuatro juicios penales, como el que lo acusa de intentar alterar el resultado de las elecciones de 2020 en el estado de Georgia, pero pese a todo esto mantiene altos niveles de popularidad, que proyectan una nueva pelea cabeza a cabeza con Biden por la presidencia.
"Los partidarios de Trump que siguen apoyándolo creen que está en lo cierto: que su presidencia fue un éxito, que es víctima de una persecución injusta y que las medidas que toma son en realidad para proteger al país (ya sea que parezcan estar fuera de lo legal o no)", indicó a esta agencia Mitchell Brown, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Auburn, ubicada en Alabama.
La investigadora y autora de varios libros sobre temas electorales también apuntó a "una serie de factores psicológicos" que explican este apoyo.
"En resumen, tendemos a creer la información que confirma lo que ya creemos, a buscar información que la confirme, a descartar la información contradictoria y a confiar en la información de personas que son 'como nosotros', sea lo que sea lo que eso signifique para una persona, como mismo grupo político, misma región, mismo grupo étnico o religioso, por ejemplo", apuntó.
En ese contexto, la valoración que cada votante pueda tener sobre el Gobierno de Biden, buena o mala, no parecer ser un factor determinante a la hora de tomar una decisión en las urnas.
"El país está tan polarizado políticamente en este momento que no creo que la consideración sobre la administración de Biden tenga mucho efecto en las opiniones de los partidarios de Trump", dijo a esta agencia Grant Reeher, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Syracuse, con sede en Nueva York.
"El apoyo continuo a Trump refleja el hecho de que tiene un respaldo muy profundo, aunque menor de cuando era presidente. También refleja que hubo una gran cantidad de otros aspirantes republicanos, lo que difuminó la atención sobre una posible alternativa", añadió.
El partido que actualmente está en la oposición tuvo varias luchas internas por asumir su liderazgo, lo que sufrió en carne propia el legislador Kevin McCarthy, cuando fue destituido como presidente de la Cámara de Representantes a solo nueve meses de asumir el cargo, en medio de una rebelión liderada por el ala más dura y trumpista de la agrupación.
A exactamente 10 meses de las presidenciales, la carrera republicana quedó con dos grandes adversarios para el magnate: el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y la exembajadora ante la ONU Nikki Haley.
Las primarias del partido arrancan el 15 de enero en Iowa, un estado que solamente representa el 1% de la población del país, pero con una gran relevancia por dar el puntapié inicial en la votación interna.
Más allá de lo que marcan los sondeos, que le dan una amplia ventaja al ex presidente, para Reeher "hay posibilidades" de que Trump sea derrotado, especialmente a manos de Haley, ex gobernadora de Carolina del Sur y señalada como la nueva favorita de la derecha estadounidense.
"Haley está ganando terreno y ha tenido una buena actuación en los debates. Si en las primeras primarias -y esos primeros estados han demostrado en el pasado que son capaces de producir 'sorpresas'- Trump tropieza y otro candidato consigue una tracción real, se crea un impulso para que los votantes republicanos reevalúen si quieren que alguien como Trump sea su abanderado", manifestó.
En entrevistas con votantes organizadas por CNN en Iowa, tanto Haley como DeSantis salieron el jueves a la noche a la ofensiva contra el exlíder de su fuerza, al señalarlo como "el caos" y "el pasado", entre otras calificaciones.
Más allá de esa estrategia política, esta interna también se disputará en la justicia, con el debate en algunos tribunales sobre si inhabilitan o no al exmandatario en las primarias republicanas por su papel en los disturbios en el Capitolio.
La justicia de los estados de Colorado y Maine decidieron dejarlo afuera al tomar como base legal una enmienda de la Guerra de Secesión (1861-1865), que prohíbe a personas que participaron en una insurrección ocupar cargos electivos.
Los abogados del magnate pidieron a la Corte Suprema, de mayoría ultraconservadora tras los nombramientos durante el gobierno de Trump, que revoque el fallo, mientras que el propio exmandatario señaló en repetidas ocasiones que es víctima de una "caza de brujas" impulsada por los demócratas para evitar que llegue a la Casa Blanca.
Biden por un nuevo mandato
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, acusó este viernes a su antecesor y posible adversario en las elecciones de noviembre Donald Trump de querer “robarse la historia”, de utilizar el mismo lenguaje que “la Alemania nazi” y de estar “dispuesto a sacrificar la democracia”.
“Escúchenme claramente. Diré lo que Donald Trump no dirá: la violencia política nunca, jamás, es aceptable en el sistema político de Estados Unidos. Nunca, nunca, nunca. No tiene lugar en una democracia”, señaló Biden.
Fue ante una multitud en su primer acto de campaña 2024, en Pensilvania, apenas un día antes del tercer aniversario de la toma del Capitolio parte de seguidores de Trump, en 2021, cuando debían oficializarse los resultados de las elecciones que había ganado el demócrata meses antes.
El lugar que eligió para hacer el acto de campaña tiene un gran simbolismo: cerca de Valley Forge, en Pensilvania, lugar histórico de la guerra de independencia de Estados Unidos.
Biden remarcó que quienes irrumpieron en el Capitolio el 6 de enero de 2021 eran “insurrectos, no patriotas” y dejó en claro que se trató de un "asalto violento" y no una protesta pacífica.
"Al tratar de reescribir los hechos del 6 de enero, Trump está tratando de robarse la historia de la misma manera que intentó robar las elecciones. Pero sabíamos la verdad porque la vimos con nuestros propios ojos", expresó.
En sus cuestionamientos al magnate, Biden lamentó que en esa jornada Trump “se retiró a la Casa Blanca mientras Estados Unidos era atacado desde dentro".
"La nación entera observó con horror. El mundo entero observó con incredulidad y Trump no hizo nada", afirmó, y evaluó que el intento de Trump de anular las elecciones de 2020 y su falta de acción del 6 de enero siguiente constituyó "uno de los peores incumplimientos del deber por parte de un presidente en la historia de Estados Unidos".
El lugar que eligió Biden para hacer el acto de campaña tiene un gran simbolismo: cerca de Valley Forge, en Pensilvania, lugar histórico de la guerra de independencia de Estados Unidos
Biden pidió a sus seguidores que se imaginen “si (Trump) hubiera salido y hubiera dicho basta”. “Pero no hizo nada", lamentó.
Puso énfasis entonces en remarcar que las elecciones de noviembre son “claras, porque la campaña de Trump se trata de él, no de Estados Unidos ni de usted”.
Para Biden, Trump "habla de la sangre de los estadounidenses que está envenenada, haciéndose eco exactamente del mismo lenguaje utilizado en la Alemania nazi", en referencia a palabras de Trump sobre los migrantes que cruzan la frontera con México.
“La campaña de Donald Trump está obsesionada con el pasado, no con el futuro. Está dispuesto a sacrificar nuestra democracia y a ponerse en el poder", dijo, y subrayó que su tarea proselitista se centra en los votantes de todas las "edades y orígenes" y en el futuro.
"Nuestra campaña tiene como objetivo preservar y fortalecer nuestra democracia estadounidense", manifestó, según el sitio de la cadena CNN.
Reivindicó entonces la figura de George Washington en su lucha contra el Reino Unido, antes del nacimiento de Estados Unidos, porque tenía “la misión clara: libertad y libertad”.
“Su misión, declaró George Washington, era nada menos que una causa sagrada. Ésa fue la frase que utilizó: 'causa sagrada; libertad, libertad, democracia'. Democracia estadounidense”, señaló el jefe de la Casa Blanca.
No fue una referencia caprichosa: el discurso fue en el Montgomery County Community College, en Blue Bell, ubicado cerca del sitio histórico de la Guerra Revolucionaria Valley Forge, donde se alojaron George Washington y el llamado Ejército continental hace casi 250 años.
Se había anunciado que Biden hablaría este sábado sobre la ocupación del Congreso, pero el discurso se adelantó un día porque se esperan malas condiciones climáticas, según informó el equipo de campaña.
Publicar un comentario