Entre los huesos recuperados hay húmeros, pelvis, mandíbulas, fragmentos de cráneos, vértebras y fémures, entre otras piezas del esqueleto. Odontophrynus (escuercito chico), Rhinella (sapo común), Leptodactylus (rana común) y Ceratophrys (escuerzo), precisó la institución. Uno de ellos, estaba enterrado a sólo dos kilómetros del casco urbano.
El Grupo Conservacionista de Fósiles, del Museo de San Pedro, recuperó estas piezas en dos sectores donde afloran sedimentos de diferentes ambientes pantanosos que existieron en el pasado de la región.
Dónde encontraron los restos
Uno de ellos está ubicado a dos kilómetros del casco urbano, donde la capa que posee los anfibios tiene una antigüedad estimada en algo más de 50.000 años (Edad Lujanense); y el otro a unos 4 kilómetros de la ciudad, donde los sedimentos investigados superan los 700.000 años de antigüedad (Edad Ensenadense).
“En ambos momentos del pasado de la zona, existieron importantes humedales, con terrenos anegables, abundante vegetación y ambientes propicios para el desarrollo de estos animales”, indicó el Museo en un comunicado de prensa.
Y agregó: “Estos ambientes pantanosos no sólo sirvieron para que se desarrolle una diversidad de anfibios, sino también para que aquellos suelos barrosos posibilitaran la conservación de restos de los ejemplares que morían en aquellos ecosistemas”.
“El hallazgo de esta variedad de restos y géneros en la zona norte de Buenos Aires, representa una excelente oportunidad para conocer la diversidad de anfibios durante el Pleistoceno medio a superior en la región y permite realizar un seguimiento de la presencia ininterrumpida de estos animales hasta casi un millón de años atrás”, concluyó.
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