(21/08/23 - Lesa Humanidad)-.Un policía bonaerense que estuvo cautivo durante la última dictadura militar declaró hoy en el juicio contra 18 represores ex militares, policías y un ex ministro bonaerense que son juzgados por el Tribunal Oral Federal (TOF) 1 de la La Plata, por los delitos cometidos contra 210 víctimas cautivas en dos excentros clandestinos e identificó a dos de esos imputados como quienes estaban en su lugar de cautiverio.
Se trata de Eduardo Torres, quien se desempeñaba como policía administrativo de la Dirección de Transporte de la Policía bonaerense, y declaró hoy ante el TOF 1 que juzga los delitos cometidos en el excentro ilegal de detención que funcionó en el Cuerpo de Infantería de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, ubicado en la calle 1 entre 59 y 60 de La Plata; y en la comisaría 8va de la capital bonaerense.
Los imputados por los delitos cometidos en 1 y 60 son Roberto Armando Balmaceda; Carlos Ernesto Castillo "El Indio" (foto); Alberto José Crinigan; Tomas D´Ottavio; Carlos Hugo Leguizamón; Claudio Rubén Mejías; Raúl Ricardo Monzón y Juan Antonio Vidal.
Por los hechos ocurridos en la comisaría 8va están imputados: Enrique Armando Cicciari; Luis Gustavo Diedrichs, Lucio Carlos Ramírez y Rubén Vicente Sánchez; Jorge Héctor Di Pascuale; Carlos María Romero Pavón y el ex ministro de Gobierno bonaerense, Jaime Lamont Smart, y por su accionar conjunto en 1 y 60 y Comisaría 8va: Lucas Marcelo Castro; Ismael Ramón Verón y Enrique Francisco Welsh.
"Yo trabajaba en la Policía como empleado administrativo y militaba en una unidad básica. Aún no entiendo por qué me fueron a buscar a la casa de madrugada si yo trabajaba al lado de dónde me llevaron", relató Torres en alusión a que el área Transporte lindaba con el Cuerpo de Infantería de 1 y 60, de La Plata.
Detalló que los policías que se presentaron en su casa el 7 de abril de 1976 "se llevaron todo lo de oro" y lo subieron a un camión del Ejército.
Contó que tenía vendados los ojos y también le habían colocado una capucha y que al ser llevado a la sala de tortura le advirtieron "acá vas a conocer la máquina", en referencia a la picana eléctrica.
"Me torturaban y se reían, no había preguntas concretas. Y había uno que controlaba la picana y decía, paren, en función de mi ritmo cardíaco", dijo y precisó que le aplicaron tortura en los ojos, las encías y en los tobillos.
También relató que su esposa Lilian había sido secuestrada un día después que él y la obligaron a presenciar su tortura.
"Les decía que la dejen ir, que ella tenía que estar con nuestra hija de 3 meses, a la que estaba amamantando. Y me decían que la iban a torturar con picana a ella y también a la beba", recordó con angustia.
El hombre explicó que también: "Me detallaban lo que le iban a hacer, sexualmente, a mi señora".
"Para Pascua vino alguien que dijo ser sacerdote, porque nosotros no lo veíamos, y que cuando le contábamos que éramos torturados nos decía: ´no se hagan pegar digan todo lo que saben, así se para esto", recordó.
Más tarde, dijo, le informaron que estaban a disposición del Poder Ejecutivo Nacional y que lo iban a trasladar a la unidad 9 de La Plata.
Torres identificó al imputado Raúl Ricardo Monzón como "el responsable de uno de los grupos de choque que tenía la policía, estaban adiestrados y equipados con cascos y fusiles con lanza explosivos. Era un grupo muy pesado que tenía residencia donde nosotros teníamos las camas".
"Los escuchaba pasar cuando salían de noche a los operativos", afirmó.
También identificó como uno de los guardias al imputado Juan Antonio Vidal.
Torres fue trasladado de la unidad 9 de La Plata a la cárcel de Devoto, y finalmente se le dio la opción de salir del país, retornando a Argentina en octubre de 1984.
"Por culpa de una banda de asociación ilícita me cambiaron mi biografía. Yo era estudiante de ingeniería y tuve que dejar de estudiar, quería tener a mis hijos en Argentinas y nos tuvimos que exiliar. Me cambiaron la vida, no pude disfrutar tampoco los primeros meses de vida de mi hija", afirmó Torres.
Consideró que "estos juicios de genocidio parecen dirigidos a solucionar lo sufrido por una persona pero no es así. No fui el único perjudicado. No fui el único perjudicado por las descargas eléctricas, hay personas desaparecidas, personas que no saben su identidad, que no recuperaron sus afectos, sus familiares".
"Esto fue un daño colectivo", dijo rotundo al finalizar su declaración.
En esta jornada también declaró Liliana Denise Picciola, esposa de Torres, quien fue secuestrada el 8 de abril de 1976 junto a su hermana, y reconoció que ambas "sufrimos vejámenes".
"Cuando me llevan donde estaban torturando a mi esposo me dicen que iban a llevar a la beba a torturar y me desmayé, me bajó la presión y no recuerdo más nada", precisó.
Contó que en otra oportunidad uno de los hombre que la vigilaba "me pasó un cuchillo por el cuello y decía que tenía mucha experiencia en degollar gente, porque había estado en Panamá".
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