El compromiso de Occidente con Ucrania y los llamamientos a incrementar la ayuda militar a Kiev han sido tan altos y tan reiterados que el viceprimer ministro ucraniano, Oleksandr Kubrakov, y el canciller de este país, Dmytro Kuleba, se han visto legitimados a pedir a los aliados municiones de racimo y bombas de fósforo.
Kuleba defendió el sábado durante la Conferencia de Seguridad de Múnich el pedido de armas de racimo y argumentó que se da cuenta de que las municiones son controvertidas, pero debido a que Ucrania no es parte del tratado internacional que las prohíbe, por lo tanto, podría usarlas legalmente.
El ministro de Exteriores ucraniano justificó que, si Ucrania recibe municiones en racimo, las utilizará exclusivamente contra las fuerzas militares rusas.
Ucrania por primera vez acudió en 2022 a Estados Unidos para pedir bombas de racimo, pero Washington y otros aliados occidentales no tomaron paso alguno. Aunque un informe de la cadena CNN señaló en diciembre que la Administración de Joe Biden no ha rechazado la solicitud por completo y sopesa recurrir a sus reservas.
Pese a todo, la demanda de Kiev en la Conferencia de Múnich no ha caído bien en muchos. El presidente del Comité Europeo del Parlamento federal de Alemania (Bundestag), Anton Hofreiter, entre otros, calificó el pedido de tales armas una “solicitud irrazonable”. “Creo que esta demanda está mal”, aseveró el sábado a la radiodifusora RTL/ntv.
La 59.ª Conferencia de Seguridad de Múnich se clausuró con un discurso en el que se deja claro, al parecer, que ni Alemania ni la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) proporcionarán esas armas a Kiev.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, respondió a la petición de Ucrania, expresando que “los aliados no suministran este tipo de armas”.
“La OTAN no ha recomendado ni suministrado este tipo de armas. Suministramos artillería y otros tipos de armas, pero no bombas de racimo”, indicó Stoltenberg a la emisora RTL/ntv en la Conferencia de Múnich el sábado.
En general, sin embargo, Stoltenberg afirmó que Occidente no debería preocuparse de que el aumento de las entregas de armas a Ucrania desencadene una escalada de la guerra para evitar que “Putin gane”.
A pesar de todo ello, tanto hay informes como denuncias de Rusia sobre el uso de municiones de fósforo y bombas de racimo por parte del Ejército ucraniano en medio de la guerra en curso iniciada desde el 24 de febrero del año pasado.
Moscú ha acusado con frecuencia a Kiev de planificar operaciones de bandera falsa utilizando armas no convencionales que involucran materiales biológicos o radiactivos.
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