“Los bombardeos deliberados contra instalaciones médicas civiles, así como el asesinato intencional de civiles son graves crímenes de guerra del régimen de Kiev y de sus titiriteros occidentales”, reza la nota.
De igual modo, ha señalado que el silencio de los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y EE.UU. ante este “pisoteo monstruoso” del derecho internacional humanitario por parte de Kiev, confirma una vez más su participación en los crímenes que está cometiendo el régimen del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
Las estructuras internacionales destinadas a proporcionar una evaluación imparcial de
estos actos también guardan silencio, ha asegurado la Cartera.
El texto advierte que todos estos “actos de anarquía criminal” perpetrados por los grupos armados de Kiev, bajo los auspicios de los países occidentales, no quedarán impunes, y agrega que “están cuidadosamente registrados y los perpetradores sufrirán un castigo inevitable”.
El Ejército ucraniano atacó el sábado, utilizando el sistema de lanzacohetes múltiples HIMARS de fabricación estadounidense, un hospital situado en la aldea de Novoaidar, en Lugansk, que dejó 14 muertos, entre pacientes y personal médico, mientras que otras 34 personas resultaron heridas de diversa gravedad.
Más tarde, las fuerzas ucranianas dispararon 17 cohetes contra Nóvaya Kajovka, en la región de Jersón, un tercio de los cuales explotó en el territorio del hospital local.
Las fuerzas de Kiev han venido atacando instalaciones civiles como hospitales en las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk.
Desde el inicio del conflicto ucraniano, el Kremlin ha dejado claro que Rusia no tiene planes para ocupar el país vecino, sino que, el objetivo de su misión es la “desmilitarización” y la “desnazificación” de Kiev, dado que las potencias occidentales lo están utilizando para invadir el territorio ruso.
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