(07/01/23 - Genocidio Palestino)-.El Gobierno de Irán reclamó al Consejo de Seguridad romper el silencio ante la violación del régimen de Israel de las leyes internacionales en territorios ocupados.
El representante permanente de Irán ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Amir Said Iravani, ha denunciado la última profanación a la Mezquita Al-Aqsa por parte del régimen de Israel, lamentando que las acciones israelíes en los territorios palestinos ocupados, en grave violación de los derechos humanos y del derecho internacional, no tengan ninguna reacción de la comunidad internacional.
Tras señalar la sensibilidad de los musulmanes de todo el mundo ante cualquier profanación de sus lugares sagrados, Iravani ha advertido que el silencio de la comunidad internacional, especialmente del Consejo de Seguridad, ante las continuas agresiones de Israel, alienta al régimen ocupante a cometer más crímenes y agresiones.
“Pedimos al Consejo de Seguridad que condene las continuas violaciones y crímenes del régimen sionista en los territorios palestinos ocupados y obligue a este régimen a adherirse estrictamente a las leyes internacionales, incluidas las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas”, ha resaltado en una carta dirigida al presidente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU), Kimihiro Ishikane.
El diplomático iraní también ha rechazado acusaciones infundadas de Israel contra Irán, considerando que el régimen de Tel Aviv busca desviar la atención de la comunidad internacional de los crímenes que comete contra el pueblo palestino.
El Consejo de Seguridad de la ONU celebró el jueves una reunión para tratar la polémica visita del ministro de seguridad israelí, Itamar Ben Gvir, a la Explanada de las Mezquitas que alberga la Mezquita Al-Aqsa en la Ciudad Vieja de Al-Quds (Jerusalén), tras una solicitud conjunta de las misiones de Palestina y Jordania ante las Naciones Unidas, presentada por los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y China.
La Mezquita Al-Aqsa es considerada símbolo nacional de Palestina. Israel, que se considera a sí mismo propietario de los territorios palestinos, sueña desde el inicio de su ocupación con la destrucción de este centro de culto a fin de transformarlo en un templo judío.
Por lo tanto, la visita fue duramente condenada tanto por el Gobierno de Palestino como los grupos de la Resistencia, así como otros actores de la región, como una provocación que podría desencadenar un nuevo derramamiento de sangre.
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