Mediante un comunicado publicado el lunes en su sitio web, la heladería estadounidense anunció que ya no venderá sus productos en la Cisjordania ocupada y el este de Al-Quds (Jerusalén).
De hecho, según Ben & Jerry’s, es “incompatible con sus valores” que sus helados se vendan en los territorios ocupados de Palestina.
La medida de la empresa norteamericana, cuyo lema es “paz, amor y helado”, se supone un paso en apoyo a la campaña de boicot contra el régimen de Tel Aviv por innumerables agresiones contra los indefensos palestinos durante años.
En esta misma línea, la campaña propalestina de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) celebró la decisión de Ben & Jerry’s, calificándola de un “paso decisivo para poner fin a la complicidad de la compañía” en la ocupación israelí y las violaciones de derechos palestinos.
Además, Aida Touma-Sliman, representante de Lista Conjunta Árabe del parlamento israelí, aseguró que la medida de la firma estadounidense fue “justa y moral” pues detener las ventas ayudará a presionar para el fin de la ocupación israelí en Palestina.
Sin embargo, la medida no fue bienvenida por las autoridades israelíes. El primer ministro de Israel, Naftali Bennett, advirtió a la corporación británica Unilever, que adquirió Ben & Jerry’s en 2000, que dicho boicot tendrá “graves consecuencias” y que actuará “agresivamente” contra la medida.
Este grupo de eruditos se suma así a otros organismos y países que han boicoteado los productos israelíes, independientemente de que se produzcan o no en un asentamiento ilegal en los territorios ocupados palestinos, tal como lo promueve la BDS, que persigue aumentar la presión económica y política sobre Israel poner fin a la ocupación y la colonización de tierras palestinas.
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