Un estudio internacional publicado en Nature describe que el enterramiento no solo es el más antiguo del que se tiene conocimiento sino que además es la confirmación de que las poblaciones de la Edad de Piedra Media comenzaban a tener ritos funerarios e interactuaban con los muertos.
“El niño, de unos tres años, fue enterrado en una cavidad que había sido excavada específicamente para ello. Allí fue depositado en una posición intencionada y muy delicada, casi fetal, con la cabeza sobre un soporte, como si fuera una almohada. Su cuerpo fue envuelto en un tipo de sudario natural hecho con pieles de animales u hojas y, después, fue cubierto con tierra”, explica a EFE María Martinón Torres, directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) en la ciudad española de Burgos.
“Mtoto”, o niño en idioma suahili, fue enterrado en el yacimiento keniano de Panga ya Saidi, que ha resultado ser un enclave fundamental para estudiar el origen de sus primeros comportamientos complejos funerarios.
“Tenemos la evidencia más antigua que se conoce en África de un enterramiento humano. Esto es importante porque es la raíz de un tipo de actividad y de comportamiento que es muy idiosincrático y particular de la especie humana, que es esa relación que se establece con los muertos”, afirma Torres a El Independiente.
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