(14/04/20 - Pandemia, Opinión *Por Marta Laudani)-.Sin negar los beneficios que el método de aislamiento social preventivo puede representar a la hora de salvar vidas en esta coyuntura, creo que puede ser usado como una tabla de flotación del sistema capitalista financiero.
Con esto no quiero caer en el “cuanto peor, mejor” sino muy por el contrario, alertar e invitarnos a reflexionar sobre cuáles van siendo los métodos de abordaje que permitirán (o no) alguna modificación en nuestras realidades cuando pase el terror de la pandemia (si pasa).
Se encuentra fuera de foco y de discusión, que haber llegado a tener q tomar la medida del aislamiento social es en sí misma la demostración cabal que todo el sistema ha fallado.
Las barreras de contención para que este virus se convirtieron en pandemia fueron dinamitadas una a una por un modo de vida, un sistema de producción y una macro político-económica que no consideran la vida.
Toman la última medida posible, volviendo la responsabilidad total una acción de carácter reflexivo (que se vuelve sobre el propio individuo) y poniendo el acento en que si sale mal y la enfermedad se cobra miles de víctimas, la culpa en definitiva es de los incumplidores de la cuarentena.
¿En serio? ¿Quiere decir que si alguien sale a pasear dos veces al perro, o se camina 25 cuadras para despejarse o va a otro barrio a llevarle cosas a su madrina que tiene 80 y vive sola o viaja para llevar un pedido de su emprendimiento a escondidas porque ya no tiene un mango es un irresponsable social? ¿Es un delincuente insolidario? ¿Es un egoísta sin más? Dejémonos, por favor de infantilizar las respuestas.
Retomo la idea anterior sobre las barreras de contención. Revisemos qué barreras teníamos y fueron descuidadas o dinamitadas. En principio, la existencia del virus y su diseminación.
La propuesta infantilizante dice que se origina en una sopa de murciélago crudo cuando sabemos que este virus es producto de la manipulación de laboratorio.
La biotecnología enfocada primeramente en usos bélicos que luego derivan en asistencia a la industria farmacéutica manipulando luego la producción agrícola-ganadera. Es una producción con objetivos militares, en ambos casos contra distintos enemigos. Una potencia extranjera o la potencia y los ritmos de la naturaleza.
La biotecnología aplicada a la producción es una guerra contra los plazos, los tiempos, las cantidades, las limitaciones y los condicionamientos que pone la naturaleza para brindarnos alimentos. Y es así como sale del laboratorio al sistema productivo para ir ganando las batallas que producen gran cantidad de mercancías comestibles para reemplazan a los alimentos.
La segunda barrera ante la existencia del virus y su diseminación es el tema del contagio.
Ante el virus diseminado, las resistencias individuales de alimentación, higiene, condiciones socioambientales y anímica son fundamentales para determinar el nivel de defensas del sistema inmunológico individual y comunitario.
El habitante promedio de una ciudad o un conglomerado urbano tiene una calidad de alimentación deficiente, de baja capacidad nutricional, abundancia de comidas preelaboradas o alimentos ultraprocesados en los casos de clases acomodadas y sobreabundancia de hidratos de carbono y ultraprocesados de baja calidad en los casos mas humildes.
La actual alimentación, abundante en azúcares y harinas refinadas, sumada al estrés predominante en nuestros días son los responsables del "déficit" de la molécula que garantiza, entre otras cosas, el equilibrio en el ánimo: la serotonina.
Cierta tradición carnívora, algunas modas saludables y el omnipresente mate, pueden tal vez aminorar un poco en el caso local.
El ritmo de vida demandante, stressante y altamente frustrante que la vida urbana exige, debilita fuertemente el sistema inmunológico, generando baja en los niveles de serotonina ( que se transforma luego en melatonina y regula las defensas) (El hecho de que la secreción de la melatonina disminuye con la edad puede explicar la mortalidad más elevada en personas mayores, p ej.) agrava esta situación la tristeza con que se transita este aislamiento es causal de mayor debilitamiento ya que separarnos de los seres queridos, de la contención múltiple que tienen diversos círculos sociales y comunales, lo único que provocan es entristecer más a las personas y así se abre, en cierta medida, un canal de contagio más agudo y radical.
Referente a la red de agua potable y el sistema cloacal insuficiente son los principales factores que generan la imposibilidad de responder a los cuidados higiénicos necesarios (personales, alimenticios y ambientales).
Las condiciones socioambientales son las menos visibilizadas, en el caso puntual de esta pandemia los ambientes que afectan al sistema respiratorio, generan una población con alta predisposición a contagiarse (ver el caso de Lombardía y las fábricas y uso de asbestos).
Ahora bien, habiendo descuidado todas las barreras y defensas anteriores y ante el caso inexorable del contagio, toca hablar del sistema de salud, la vacunación de calendario obligatoria como parte de los métodos preventivos, de aislamiento efectivo para los casos confirmados y del entrenamiento y equipamiento del sistema de salud.
En todos los ítems necesarios el sistema de salud, hace agua (tal vez podríamos exceptuar el tema de la vacunación por el amplio calendario que existe en nuestro país). Se sostiene en muchos casos por una gran voluntad y dedicación del personal sanitario, largamente entrenado en “arreglárselas” y sacrificar la propia salud en bien de los demás.
Entonces, viendo que las causas por las que alguien se termina muriendo en una cama sin oxígeno son múltiples y lejanas de si hizo o no cumplimiento efectivo de la cuarentena.
¿Por qué razón nos enfocamos ÚNICAMENTE en cumplirla y hasta ponernos en policías del vecino y no reflexionamos ni una vez como hacemos para evitar la próxima pandemia? (Porque la habrá seguro, si nada se modifica).
Para el día después -ya que hay tanta preocupación por el otro y por una supuesta revalorización de la vida- será necesario pensar en exigir por ejemplo la suspensión del uso de agrotóxicos y transgénicos, reviendo las políticas territoriales para asegurarla soberanía alimentaria y producción comunitaria de alimentos; suspensión de la explotación minera a cielo abierto y control de la contaminación del ambiente por parte de fábricas e industrias de alta toxicidad y equiparar a la población mas vulnerable a un nivel de vida de calidad aceptable con un sistema de renta ciudadana.
Es posible pensar que la cuarentena sea el balde que se usa ante una gotera o filtración. Es útil y efectivo para ayudar a contener el agua que se desparramaría por el suelo y arruinaría las cosas, la podemos medir incluso. Pero pensar que el balde es la solución definitiva es un error, es solo una medida provisoriamente efectiva ante el efecto, pero no se observa la causa, ni evita la filtración.
Temo que si la cuarentena tiene relativo éxito, sea vanagloriada y cuasi-santificada y sea sacada en procesión como San Roque y así todas las causas de la pandemia queden invisibilizadas.
Es necesario considerar también que es una receta importada (como lo fue la austeridad o el achique del Estado, por ejemplo), otro elemento de colonización en este caso sanitaria que ignora las particularidades de cada población, territorio y ambiente, masificando y homogeneizando una respuesta única.
Tenemos más de un tercio de nuestra economía en negro, millones q viven al día y que necesitan salir a trabajar para vivir, q no es solo comer lo que consiguen en comedores y comederos.
Ellos se nos van a morir de hambre, de ausencia, de complicaciones físicas, de violencias domésticas o de cansancio de pelearla...pero como no suma en el contador del Covid, entonces no cuentan.
Consideremos también que este sistema de aislamiento colabora con los ejes más perversos de deshumanización que tiene el modelo de vida capitalista moderno (atomización, homogeneización, deslocalización, deculturación, despoblamiento de los espacios públicos, despolitización, hiperconectividad, etcétera y santificarlo lo volvería incuestionable para nuevos momentos de crisis.
Entonces la excepcionalidad, se volvería rutina. Entonces el sistema se aseguraría de posibilitarse un mayor y mejor control de la población, sanitariamente más sana…y más obediente. Los estados de excepción le aflojan el elástico a los calzones de las libertades.
Dejemos de correr con el balde atrás de la gotera y veamos de ponernos de acuerdo con el vecino de arriba, el consorcio y algún plomero como solucionamos la filtración.
Si nos quedamos vanagloriando y haciéndole campaña a la cuarentena, habremos perdido la oportunidad q brinda la crisis, de visibilizar el problema real y de provocar algún tipo de consciencia que se transforme en demanda social y empuje desde abajo a realizar algún cambio sustancial para un buen vivir concreto.
*Especial para Reporte Sur
Con esto no quiero caer en el “cuanto peor, mejor” sino muy por el contrario, alertar e invitarnos a reflexionar sobre cuáles van siendo los métodos de abordaje que permitirán (o no) alguna modificación en nuestras realidades cuando pase el terror de la pandemia (si pasa).
Se encuentra fuera de foco y de discusión, que haber llegado a tener q tomar la medida del aislamiento social es en sí misma la demostración cabal que todo el sistema ha fallado.
Las barreras de contención para que este virus se convirtieron en pandemia fueron dinamitadas una a una por un modo de vida, un sistema de producción y una macro político-económica que no consideran la vida.
Toman la última medida posible, volviendo la responsabilidad total una acción de carácter reflexivo (que se vuelve sobre el propio individuo) y poniendo el acento en que si sale mal y la enfermedad se cobra miles de víctimas, la culpa en definitiva es de los incumplidores de la cuarentena.
¿En serio? ¿Quiere decir que si alguien sale a pasear dos veces al perro, o se camina 25 cuadras para despejarse o va a otro barrio a llevarle cosas a su madrina que tiene 80 y vive sola o viaja para llevar un pedido de su emprendimiento a escondidas porque ya no tiene un mango es un irresponsable social? ¿Es un delincuente insolidario? ¿Es un egoísta sin más? Dejémonos, por favor de infantilizar las respuestas.
Retomo la idea anterior sobre las barreras de contención. Revisemos qué barreras teníamos y fueron descuidadas o dinamitadas. En principio, la existencia del virus y su diseminación.
La propuesta infantilizante dice que se origina en una sopa de murciélago crudo cuando sabemos que este virus es producto de la manipulación de laboratorio.
La biotecnología enfocada primeramente en usos bélicos que luego derivan en asistencia a la industria farmacéutica manipulando luego la producción agrícola-ganadera. Es una producción con objetivos militares, en ambos casos contra distintos enemigos. Una potencia extranjera o la potencia y los ritmos de la naturaleza.
La biotecnología aplicada a la producción es una guerra contra los plazos, los tiempos, las cantidades, las limitaciones y los condicionamientos que pone la naturaleza para brindarnos alimentos. Y es así como sale del laboratorio al sistema productivo para ir ganando las batallas que producen gran cantidad de mercancías comestibles para reemplazan a los alimentos.
La segunda barrera ante la existencia del virus y su diseminación es el tema del contagio.
Ante el virus diseminado, las resistencias individuales de alimentación, higiene, condiciones socioambientales y anímica son fundamentales para determinar el nivel de defensas del sistema inmunológico individual y comunitario.
El habitante promedio de una ciudad o un conglomerado urbano tiene una calidad de alimentación deficiente, de baja capacidad nutricional, abundancia de comidas preelaboradas o alimentos ultraprocesados en los casos de clases acomodadas y sobreabundancia de hidratos de carbono y ultraprocesados de baja calidad en los casos mas humildes.
La actual alimentación, abundante en azúcares y harinas refinadas, sumada al estrés predominante en nuestros días son los responsables del "déficit" de la molécula que garantiza, entre otras cosas, el equilibrio en el ánimo: la serotonina.
Cierta tradición carnívora, algunas modas saludables y el omnipresente mate, pueden tal vez aminorar un poco en el caso local.
El ritmo de vida demandante, stressante y altamente frustrante que la vida urbana exige, debilita fuertemente el sistema inmunológico, generando baja en los niveles de serotonina ( que se transforma luego en melatonina y regula las defensas) (El hecho de que la secreción de la melatonina disminuye con la edad puede explicar la mortalidad más elevada en personas mayores, p ej.) agrava esta situación la tristeza con que se transita este aislamiento es causal de mayor debilitamiento ya que separarnos de los seres queridos, de la contención múltiple que tienen diversos círculos sociales y comunales, lo único que provocan es entristecer más a las personas y así se abre, en cierta medida, un canal de contagio más agudo y radical.
Referente a la red de agua potable y el sistema cloacal insuficiente son los principales factores que generan la imposibilidad de responder a los cuidados higiénicos necesarios (personales, alimenticios y ambientales).
Las condiciones socioambientales son las menos visibilizadas, en el caso puntual de esta pandemia los ambientes que afectan al sistema respiratorio, generan una población con alta predisposición a contagiarse (ver el caso de Lombardía y las fábricas y uso de asbestos).
Ahora bien, habiendo descuidado todas las barreras y defensas anteriores y ante el caso inexorable del contagio, toca hablar del sistema de salud, la vacunación de calendario obligatoria como parte de los métodos preventivos, de aislamiento efectivo para los casos confirmados y del entrenamiento y equipamiento del sistema de salud.
En todos los ítems necesarios el sistema de salud, hace agua (tal vez podríamos exceptuar el tema de la vacunación por el amplio calendario que existe en nuestro país). Se sostiene en muchos casos por una gran voluntad y dedicación del personal sanitario, largamente entrenado en “arreglárselas” y sacrificar la propia salud en bien de los demás.
Entonces, viendo que las causas por las que alguien se termina muriendo en una cama sin oxígeno son múltiples y lejanas de si hizo o no cumplimiento efectivo de la cuarentena.
¿Por qué razón nos enfocamos ÚNICAMENTE en cumplirla y hasta ponernos en policías del vecino y no reflexionamos ni una vez como hacemos para evitar la próxima pandemia? (Porque la habrá seguro, si nada se modifica).
Para el día después -ya que hay tanta preocupación por el otro y por una supuesta revalorización de la vida- será necesario pensar en exigir por ejemplo la suspensión del uso de agrotóxicos y transgénicos, reviendo las políticas territoriales para asegurarla soberanía alimentaria y producción comunitaria de alimentos; suspensión de la explotación minera a cielo abierto y control de la contaminación del ambiente por parte de fábricas e industrias de alta toxicidad y equiparar a la población mas vulnerable a un nivel de vida de calidad aceptable con un sistema de renta ciudadana.
Es posible pensar que la cuarentena sea el balde que se usa ante una gotera o filtración. Es útil y efectivo para ayudar a contener el agua que se desparramaría por el suelo y arruinaría las cosas, la podemos medir incluso. Pero pensar que el balde es la solución definitiva es un error, es solo una medida provisoriamente efectiva ante el efecto, pero no se observa la causa, ni evita la filtración.
Temo que si la cuarentena tiene relativo éxito, sea vanagloriada y cuasi-santificada y sea sacada en procesión como San Roque y así todas las causas de la pandemia queden invisibilizadas.
Es necesario considerar también que es una receta importada (como lo fue la austeridad o el achique del Estado, por ejemplo), otro elemento de colonización en este caso sanitaria que ignora las particularidades de cada población, territorio y ambiente, masificando y homogeneizando una respuesta única.
Tenemos más de un tercio de nuestra economía en negro, millones q viven al día y que necesitan salir a trabajar para vivir, q no es solo comer lo que consiguen en comedores y comederos.
Ellos se nos van a morir de hambre, de ausencia, de complicaciones físicas, de violencias domésticas o de cansancio de pelearla...pero como no suma en el contador del Covid, entonces no cuentan.
Consideremos también que este sistema de aislamiento colabora con los ejes más perversos de deshumanización que tiene el modelo de vida capitalista moderno (atomización, homogeneización, deslocalización, deculturación, despoblamiento de los espacios públicos, despolitización, hiperconectividad, etcétera y santificarlo lo volvería incuestionable para nuevos momentos de crisis.
Entonces la excepcionalidad, se volvería rutina. Entonces el sistema se aseguraría de posibilitarse un mayor y mejor control de la población, sanitariamente más sana…y más obediente. Los estados de excepción le aflojan el elástico a los calzones de las libertades.
Dejemos de correr con el balde atrás de la gotera y veamos de ponernos de acuerdo con el vecino de arriba, el consorcio y algún plomero como solucionamos la filtración.
Si nos quedamos vanagloriando y haciéndole campaña a la cuarentena, habremos perdido la oportunidad q brinda la crisis, de visibilizar el problema real y de provocar algún tipo de consciencia que se transforme en demanda social y empuje desde abajo a realizar algún cambio sustancial para un buen vivir concreto.
*Especial para Reporte Sur
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