(06/05/19 - Francia)-.Según la asociación Reporteros Sin Fronteras, cerca de noventa periodistas han sido víctimas de la violencia policial del gobierno neoliberal conservador de Emmanuel Macrón desde el inicio del movimiento de los Chalecos Amarillos.
Los reporteros y fotógrafos independientes figuran en primera línea durante las manifestaciones. La solicitada denunciando la situación fue publicada por franceinfo.fr.
Se ha dado paso a una etapa represiva luego del arresto del periodista independiente Gaspard Glanz, columnista de esta tribuna, luego de la manifestación de los chalecos amarillos del 20 de abril, más de 350 medios, periodistas, fotógrafos independientes o pertenecientes a alguna redacción- denuncian, en una tribuna publicada en franceinfo.fr, las violencias policiales sufridas por la profesión, desde el inicio del movimiento.
Alertan sobre la precarización de sus condiciones de trabajo y las agresiones físicas y psicológicas vividas en terreno. Reivindican el derecho a informar y la libertad de prensa. Se expresan a continuación libremente.
Nosotros, reporteros, periodistas independientes, redactores, con o sin carnet de prensa, decidimos levantar colectivamente la voz para denunciar las múltiples violencias a las que el Estado nos somete.
Desde hace ya varios años y más particularmente desde el inicio del movimiento de los chalecos amarillos, cada una y uno a su manera, pero siempre en el camino de la información, nos encontramos diariamente en el territorio para documentar la actualidad.
Debido a nuestro quehacer como periodistas, nos encontramos muy a menudo en primera línea, en el corazón de las luchas sociales y a veces de las confrontaciones entre los manifestantes y las fuerzas del orden.
Nos exponemos, lo sabemos y lo aceptamos. Pero constatamos que a medida que se intensifica el movimiento social y sus violencias, nuestro trabajo se torna cada vez más riesgoso, difícil, por momentos imposible.
Nuestras condiciones de trabajo se degradan. Y constatamos que no es a causa de los manifestantes sino más bien por el comportamiento de las mismas fuerzas del orden.
Después de tres años, asistimos a una voluntad deliberada de impedirnos trabajar, documentar, testimoniar lo que sucede en las manifestaciones. Somos muchísimos los periodistas que nos quejamos de esta situación.
No ha habido en estos últimos meses manifestación o reuniones sin que algún periodista no haya sido violentado física o verbalmente por la policía.
Por violencia, entendemos: desprecio, destrato casi sistemático, intimidaciones, amenazas, insultos. De igual forma: intentos de destrucción o de incautación de materiales, destrucción de tarjetas de memoria, golpes con porras, gaseamientos intencionales y dirigidos, gases lacrimógenos, disparos LBD, granadas de mano, etc.
Todas estas formas de violencia tienen consecuencias físicas (heridas), psíquicas (traumas psicológicos) y financieras (material roto o confiscado). Somos personal y profesionalmente denigrados y criminalizados.Más recientemente, se ha dado paso a una etapa represiva.
Varios compañeros han sido arrestados y puestos bajo custodia por «participación en grupos con el fin de cometer actos violentos o degradantes», incluso cuando nos declaramos periodistas.
Por estos hechos, la policía y la justicia nos dejan solo dos opciones.Hacernos presentes y ser sometidos a represión física y / o judicial. No presentarnos y renunciar de esta forma a la libertad de información.
En su informe de marzo de 2019, Michelle Bachelet, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, llama a Francia al orden. Denuncia allí el uso excesivo de la fuerza, especialmente denuncia el uso de lanzadores LBD 40 en el marco de las manifestaciones de los chalecos amarillos.
Amnistía Internacional y Reporteros Sin Fromteras (RSF) denuncian la violencia policial contra la prensa.
David Dufresne contabiliza al menos 85 agresiones dirigiéndose específicamente a periodistas entre las 698 informadas desde el inicio del movimiento de los «chalecos amarillos».Recordamos que el papel del Estado en una democracia no es definir el marco de la libertad de prensa.
No le corresponde al Ejecutivo ni a la Legislatura decidir cómo trabajamos. Como nos recuerda la Carta ética de los periodistas, solo aceptamos la jurisdicción de nuestros colegas. La libertad de prensa es una e indivisible. La tarjeta de prensa: un requisito abusivo.
La gran mayoría de nosotros es independiente y nos encontramos precarizados. Dada la realidad económica de nuestra profesión, la tarjeta de prensa se ha vuelto extremadamente difícil de obtener, aunque publicamos regularmente en los principales títulos de la prensa nacional e internacional.
Nuestra cotidianeidad es la competencia, el dumping, las horas mal pagas, los días fragmentados.
Sin embargo, la fuerza policial exige sistemáticamente la posesión de una tarjeta de prensa para permitirnos trabajar, incluso ignorando parcial o totalmente la legislación que rodea a nuestra profesión.
Para recordarles, el periodismo no es una profesión regulada. La carta de prensa no es la que la que justifica o no nuestra profesión. Es sólo una herramienta cuya obtención está respaldada por una obligación tributaria.
Así como afirmamos que no es la tarjeta de prensa la que hace al periodista, no le corresponde a la policía decidir sobre nuestro derecho a trabajar y dar testimonio.
Es por eso que exigimos que el Gobierno tome las medidas necesarias para que la policía deje de acosarnos y nos deje y trabajar libremente.Francia, país de los derechos humanos, ocupa hoy el puesto 32 en el ranking mundial de libertad de prensa de RSF.
La reciente convocatoria de tres periodistas de Divulgación y Radio France por la DGSI después de sus revelaciones sobre la participación del armamento francés en la guerra en Yemen refuerza nuestras preocupaciones.
La libertad de prensa es un pilar fundamental de cualquier democracia. Los periodistas no pueden ser hostigados, amenazados, impedidos, insultados, heridos en una democracia digna de ese nombre.
Al expresarnos públicamente en este foro, reclamamos nuestro derecho a informar y respetar la libertad de prensa. Por eso, más allá de la violencia que sufrimos en el ejercicio de nuestra profesión, pedimos a la Comisión de la Carta de Identidad de periodistas profesionales, el CCIJP, que tenga en cuenta lo que está sucediendo en nuestra profesión.
Al darnos una tarjeta de prensa, el CCIJP mostraría su solidaridad con aquellos más precarizados de nosotros y haría un fuerte gesto político a favor de la libertad de prensa en Francia.
Los reporteros y fotógrafos independientes figuran en primera línea durante las manifestaciones. La solicitada denunciando la situación fue publicada por franceinfo.fr.
Se ha dado paso a una etapa represiva luego del arresto del periodista independiente Gaspard Glanz, columnista de esta tribuna, luego de la manifestación de los chalecos amarillos del 20 de abril, más de 350 medios, periodistas, fotógrafos independientes o pertenecientes a alguna redacción- denuncian, en una tribuna publicada en franceinfo.fr, las violencias policiales sufridas por la profesión, desde el inicio del movimiento.
Alertan sobre la precarización de sus condiciones de trabajo y las agresiones físicas y psicológicas vividas en terreno. Reivindican el derecho a informar y la libertad de prensa. Se expresan a continuación libremente.
Nosotros, reporteros, periodistas independientes, redactores, con o sin carnet de prensa, decidimos levantar colectivamente la voz para denunciar las múltiples violencias a las que el Estado nos somete.
Desde hace ya varios años y más particularmente desde el inicio del movimiento de los chalecos amarillos, cada una y uno a su manera, pero siempre en el camino de la información, nos encontramos diariamente en el territorio para documentar la actualidad.
Debido a nuestro quehacer como periodistas, nos encontramos muy a menudo en primera línea, en el corazón de las luchas sociales y a veces de las confrontaciones entre los manifestantes y las fuerzas del orden.
Nos exponemos, lo sabemos y lo aceptamos. Pero constatamos que a medida que se intensifica el movimiento social y sus violencias, nuestro trabajo se torna cada vez más riesgoso, difícil, por momentos imposible.
Nuestras condiciones de trabajo se degradan. Y constatamos que no es a causa de los manifestantes sino más bien por el comportamiento de las mismas fuerzas del orden.
Después de tres años, asistimos a una voluntad deliberada de impedirnos trabajar, documentar, testimoniar lo que sucede en las manifestaciones. Somos muchísimos los periodistas que nos quejamos de esta situación.
No ha habido en estos últimos meses manifestación o reuniones sin que algún periodista no haya sido violentado física o verbalmente por la policía.
Por violencia, entendemos: desprecio, destrato casi sistemático, intimidaciones, amenazas, insultos. De igual forma: intentos de destrucción o de incautación de materiales, destrucción de tarjetas de memoria, golpes con porras, gaseamientos intencionales y dirigidos, gases lacrimógenos, disparos LBD, granadas de mano, etc.
Todas estas formas de violencia tienen consecuencias físicas (heridas), psíquicas (traumas psicológicos) y financieras (material roto o confiscado). Somos personal y profesionalmente denigrados y criminalizados.Más recientemente, se ha dado paso a una etapa represiva.
Varios compañeros han sido arrestados y puestos bajo custodia por «participación en grupos con el fin de cometer actos violentos o degradantes», incluso cuando nos declaramos periodistas.
Por estos hechos, la policía y la justicia nos dejan solo dos opciones.Hacernos presentes y ser sometidos a represión física y / o judicial. No presentarnos y renunciar de esta forma a la libertad de información.
En su informe de marzo de 2019, Michelle Bachelet, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, llama a Francia al orden. Denuncia allí el uso excesivo de la fuerza, especialmente denuncia el uso de lanzadores LBD 40 en el marco de las manifestaciones de los chalecos amarillos.
Amnistía Internacional y Reporteros Sin Fromteras (RSF) denuncian la violencia policial contra la prensa.
David Dufresne contabiliza al menos 85 agresiones dirigiéndose específicamente a periodistas entre las 698 informadas desde el inicio del movimiento de los «chalecos amarillos».Recordamos que el papel del Estado en una democracia no es definir el marco de la libertad de prensa.
No le corresponde al Ejecutivo ni a la Legislatura decidir cómo trabajamos. Como nos recuerda la Carta ética de los periodistas, solo aceptamos la jurisdicción de nuestros colegas. La libertad de prensa es una e indivisible. La tarjeta de prensa: un requisito abusivo.
La gran mayoría de nosotros es independiente y nos encontramos precarizados. Dada la realidad económica de nuestra profesión, la tarjeta de prensa se ha vuelto extremadamente difícil de obtener, aunque publicamos regularmente en los principales títulos de la prensa nacional e internacional.
Nuestra cotidianeidad es la competencia, el dumping, las horas mal pagas, los días fragmentados.
Sin embargo, la fuerza policial exige sistemáticamente la posesión de una tarjeta de prensa para permitirnos trabajar, incluso ignorando parcial o totalmente la legislación que rodea a nuestra profesión.
Para recordarles, el periodismo no es una profesión regulada. La carta de prensa no es la que la que justifica o no nuestra profesión. Es sólo una herramienta cuya obtención está respaldada por una obligación tributaria.
Así como afirmamos que no es la tarjeta de prensa la que hace al periodista, no le corresponde a la policía decidir sobre nuestro derecho a trabajar y dar testimonio.
Es por eso que exigimos que el Gobierno tome las medidas necesarias para que la policía deje de acosarnos y nos deje y trabajar libremente.Francia, país de los derechos humanos, ocupa hoy el puesto 32 en el ranking mundial de libertad de prensa de RSF.
La reciente convocatoria de tres periodistas de Divulgación y Radio France por la DGSI después de sus revelaciones sobre la participación del armamento francés en la guerra en Yemen refuerza nuestras preocupaciones.
La libertad de prensa es un pilar fundamental de cualquier democracia. Los periodistas no pueden ser hostigados, amenazados, impedidos, insultados, heridos en una democracia digna de ese nombre.
Al expresarnos públicamente en este foro, reclamamos nuestro derecho a informar y respetar la libertad de prensa. Por eso, más allá de la violencia que sufrimos en el ejercicio de nuestra profesión, pedimos a la Comisión de la Carta de Identidad de periodistas profesionales, el CCIJP, que tenga en cuenta lo que está sucediendo en nuestra profesión.
Al darnos una tarjeta de prensa, el CCIJP mostraría su solidaridad con aquellos más precarizados de nosotros y haría un fuerte gesto político a favor de la libertad de prensa en Francia.
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