(18/04/19 - Stornelligate)-.Según el juez de la causa, hay “elementos de prueba suficientes acerca de la participación del fiscal Carlos Stornelli en las maniobras vinculadas con las operaciones de inteligencia y espionaje ilegales llevadas a cabo” por D´Alessio.
El rol de Edward Prado, embajador de Trump en Argentina con la misión de operar sobre la justicia y la camioneta de la embajada que trasladó ilegalmente a un detenido. Nueva derivación de los audios: investigan si robaron 9 millones de dólares de un juzgado a partir de una grabación de D’Alessio en la que dice que se reemplazaron por dólares falsos.
“La gente tiene que confiar en la Justicia y para eso la transparencia es importante”, dijo el embajador de Estados Unidos, Edward Prado, el 18 de mayo del año pasado. En ese momento, el presunto jefe local de la Drug Enforcement Administration (DEA), Marcelo D’Alessio, inundaba con su furibunda pluma los principales portales de los diarios de la Argentina. “Hace falta un masterplan contra el narco”, recomendó desde Infobae, el 21 de julio de 2018.
Su estrella mediática crecía de la mano de una sombra poderosa. Tanto que le permitió ser instructor de tiro para funcionarios de esa agencia estadounidense; usar chalecos antibalas y pecheras con la inscripción DEA; andar en motos y autos de alta gama, gastar más 2 millones de dólares; coleccionar 50 relojes carísimos; salir y entrar del país sin registrarse; “extraer” personas y elementos (¿armas de fabricación norteamericana como su escopeta que usa el Ejército de EE.UU?); quebrar sospechosos con extorsiones, espionaje ilegal, informes de inteligencia y membrete de Estados Unidos, carpetazos y torturas psicológicas a imputados colaboradores en las causas de gas licuado y los encuadernados con fotos del cuaderno, y demás virtudes propias de un servidor todo terreno.
Algo falló. Tanto que involucró al fiscal federal Carlos Stornelli en una maniobra extorsiva en perjuicio del empresario rural Pedro Etchebest, quien lo filmó, fotografió y grabó para la posteridad. Se lo ve recibiendo más de 14 mil dólares de una coima de 300 mil. Y lo que es peor: en un audio enviado al mismo Etchebest, soltó: “¿Te gustó el dato? Desaparecieron los nueve millones de dólares que le incautaron a Julio López, más uno más, y los reemplazaron por dólares falsos”.
Al cierre de esta edición, el Tribunal Oral Federal Número 1 decidió investigar la posible sustitución de los dólares que le secuestraron a López en un convento de General Rodríguez. ¿Quién está a cargo del Juzgado? La jueza María Romilda Servini de Cubría. ¿Quién trabaja en su despacho? Una hija de Antonio Horacio “Jaime” Stiuso, el más temido de los agentes de inteligencia regionales.
Con semejante escándalo y prueba recababa, tras imputar con prisión preventiva a D’Alessio por los delitos de asociación ilícita y extorsión y dictarle un embargo por 10 millones de pesos, el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla citó a declaración indagatoria al fiscal Stornelli el 7 de marzo.
“Teniendo en consideración que se han recabado elementos de prueba suficientes acerca de la participación del fiscal Carlos Stornelli en las maniobras vinculadas con las operaciones de inteligencia y espionaje ilegales llevadas a cabo por Marcelo Sebastián D´Alessio –escribió Ramos Padilla-, en particular los casos de Pedro Etchebest, José Manuel Ubeira y Gonzalo Brusa Dovat, que han sido ampliamente descriptas en los considerandos de la resolución dictada el día 25 de este mes –ver fs. 1621/1728-, convóqueselo a prestar declaración indagatoria en los términos del art. 294 del C.P.P.N”.
¿Qué significa?
Que el juez Ramos Padilla tiene la semiplena prueba de que el fiscal Stornelli pudo haber incurrido en un delito en el marco de la asociación ilícita y extorsión, que está investigando, donde fueron detenidos e imputados Marcelo D’Alessio y los comisarios bonaerenses Aníbal Degastaldi y Ricardo Oscar Bogoliuk. Éste último, señalado por D’Alessio como su jefe en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Se trata de la misma persona, de 61 años, a la que el extinto fiscal Alberto Nisman le pidió un arma prestada antes de ser hallado muerto de un disparo en la cabeza en 2015.
Lo que sobrevino fue un sismo en la Gestapo de Comodoro Py. Bogoliuk se negó a declarar y dijo que no cometió delitos y que vivía de una empresa de seguridad en la calle Juana Manso de Puerto Madero. Aunque algunas fuentes confiables, deslizan que se trataría de un hombre de la número (2) de la AFI, Silvia Majdalani. Por arriba de ellos, opera el “Señor 5” y amigo presidencial, Gustavo Arribas.
¿Con quiénes hablaba Marcelo D’Alessio?
Con un juez cuyo nombre es “Claudio”, varios fiscales, jueces de CABA y la Provincia de Buenos Aires, comisarios de fuerzas múltiples, la diputada del ARI y abogada denunciadora de Eduardo Valdés, Paula Oliveto, los periodistas Daniel Santoro y Eduardo Feinmann, entre otros “Animales Sueltos”.
Tan lejos llegó la lava del averno, que el Santoro que no es artista, el periodista de Clarín Daniel Santoro anunció desde su cuenta de la red social Twitter, que tomaba una licencia de la mesa de operaciones.
¿Por qué sucedió semejante afrenta?
En la instrucción del juez Ramos Padilla quedó probado que D’Alessio realizó un informe completo sobre la filiación política, los bienes, los rasgos psicológicos, las vulnerabilidades, las familias, y el CV de todos sus compañeros de set.
¿Quién habría sido su fuente principal?
El inefable Santoro. Así se lo redactó el propio D’Alessio al comisario Bogoliuk desde su computadora personal y está comprobado por los peritos del expediente que instruye Ramos Padilla.
El gran periodista Santoro es el mismo que publicó en 2015 desde Clarín, que Máximo Kirchner y Nilda Garré tendrían cuentas en paraísos fiscales, una noticia absolutamente falsa que fue desmentida dos años después por el Departamento de Justicia norteamericano y la República Islámica de Irán.
El hijo de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y Garré fueron sobreseídos en noviembre de 2018. Santoro jamás pidió disculpas. Clarín, menos. Y la embajada de Estados Unidos tampoco.
No desmintió la patraña de Santoro, pero sí se apuro a refutar que D’Alessio fuese empleado de la sede diplomática de Washington. ¿Por qué el apuro? Desde el periodismo independiente ya nadie quiere preguntar.
¿Cómo llegó D’Alessio a Stornelli?
Por recomendación de Santoro. La dupla D’Alessio-Santoro tiene el extraño mérito de haber “quebrado” a un ejecutivo uruguayo de PDVSA, a quien D’Alessio amenazó con una causa penal. Y Santoro lo reporteó una vez “quebrado”.
Luego Gonzalo Brusa Dovat dio testimonio en el despacho de Stornelli y D’Alessio lo filmó sin ser tener siquiera título habilitante de abogado en la jurisdicción. En un mensaje que consta en la causa de Ramos Padilla, Marcelo D’Alessio confesó que Brusa Dovat había sido “trasladado” en una camioneta de la embajada de Estados Unidos con agentes extranjeros hasta la Gestapo de Py.
Por eso Brusa Dovat está aterrado, pero podría declarar contra sus opresores judiciales y mediáticos.
Ejemplos flagrantes de injerencia estadounidense en la Justicia que impulsaron a la senadora Kirchner a pedir la intervención de la Corte Suprema de Justicia de forma urgente. El caso es de tanta gravedad institucional que desnuda el método tortuoso de Comodoro Py y la manipulación de servicios de inteligencia locales y extranjeros en causas de interés público.
Tan es así, que el juez Ramos Padilla podría presentarse en el Congreso en las próximas horas con pruebas fácticas sobre la actuación de Estados Unidos, la manipulación mediática, y el mecanismo extorsivo en la causa D’Alessio & CÍA.
Ante este sensible panorama, el juez Luis Rodríguez desempolvó de sus cajones una denuncia que realizó el señor Gabriel Traficante contra D’Alessio por un pedido de una coima de 90 mil dólares para “borrarle” un supuesto legajo en el fuero Penal Económico.
La saga continuó con el insistente reclamo del Gobierno para arrebatarle la causa de D’Alessio al juez Ramos Padilla, que incluye un pedido de juicio político en el Consejo de la Magistratura.
La presión llegó tan lejos, que Ramos Padilla se quedó sin fiscal. Así como suena. Ya que Juan Pablo Curi abdicó tan pronto como la primera Alianza de De La Rúa y pidió que el candente expediente pase a Comodoro Py, mientras Julián Ercolini sigue sin pedirle el teléfono celular al fiscal Stornelli. Y él afirma que no se prestará a “una operación”.
Sin embargo, Ramos Padilla encontró en manos de D’Alessio, quien estuvo cuatro horas con Stornelli en Pinamar:
Una carpeta de 70 páginas con un informe de inteligencia sobre “objetivos”.
Documentos clasificados con el membrete de la embajada de Estados Unidos.
Sendos informes de Inteligencia sobre las principales causas penales del fuero federal.
Filmaciones, seguimientos, fotografías, cámaras ocultas, trabajo de campo y supuestas extorsiones.
Diez horas de escuchas legales a D’Alessio donde confesó ocho delitos en diálogo con socios, amigues, filtradores, gestores, y operadores serviciales. A uno de ellos le ofreció “solucionarle un problema”, poniéndole droga a un sujeto que lo habría asaltado.
Un informe de Inteligencia voluminoso sobre el legislador porteño Gustavo Vera y organización La Alameda. Vera es cercano al Papa Francisco.
Un informe de 60 páginas sobre Pedro Etchebest, que incluye un seguimiento personal y financiero en EE.UU de uno de sus hijos.
Varias “denuncias anónimas” realizadas en la computadora personal de D’Alessio.
Decenas de mensajes intercambiados con el diputado Alfredo Olmedo y hasta la conformación de un posible gabinete del dirigente salteño, realizado presumiblemente por D’Alessio.
Una comunicación reservada de la embajada de EE.UU que descree del éxito de la candidatura a presidente de Olmedo, cuyo jefe de campaña es el ex jefe de la SIDE menemista, Juan Bautista “Tata” Yofre. La primicia de semejante padrinazgo se realizó en el programa de los “Animales”.
Múltiples mensajes intercambiados con la diputada del ARI, Paula Oliveto y encuestas sobre “la credibilidad” de periodistas de la Argentina.
Prueba del uso habitual de la tecnología cibernética y telefónica para el espionaje de “objetivos”. Se aclaró que pueden enlazar los mensajes de WhatsApp con los destinatarios, pero no los contenidos de las conversaciones.
Aunque la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, dijo que ese problema lo estaban por resolver para lograr espiar los mensajes. Así lo reflejó ante los medios en diciembre de 2018.
Una conversación con Stornelli sobre un ciudadano peruano que estaban buscando porque habría robado dinero de una causa a cargo del fiscal defendido por el macrismo.
Una conversación con un supuesto venezolano antichavista donde D’Alessio habló de “extraer” a alguien o algo por medio de un avión.
Un presunto viaje de D’Alessio a Medio Oriente que estaría registrado en el GPS de uno de sus dos teléfonos celulares de fabricación estadounidense.
Fotografías de las armas de alto calibre que posee D’Alessio en su casa del country Saint Thomas en el partido bonaerense de Esteban Echeverría. Fotos con placas del FBI y ropa de la DEA.
Prueba de las cámaras y elementos de espionaje que montó D’Alessio en su domicilio. Solía grabar a las visitas en el living.
En horas esta causa tendrá escenas de novela negra. El agente Marcelo D’Alessio está desencajado. Pero conserva la mente fría. Dicen que es brillante. Mal no le fue. Es millonario.
La máquina todopoderosa que lo usó mandó a espiar al juez Ramos Padilla y a sus empleados del Juzgado de Dolores. Todos los teléfonos están siendo escuchados. Los taxistas del barcito de la Avenida Buenos Aires beben café en alpargatas. Toman el fresco. Y ven pasar las nubes.
Por Juan Alonso, Nuestras Voces
El rol de Edward Prado, embajador de Trump en Argentina con la misión de operar sobre la justicia y la camioneta de la embajada que trasladó ilegalmente a un detenido. Nueva derivación de los audios: investigan si robaron 9 millones de dólares de un juzgado a partir de una grabación de D’Alessio en la que dice que se reemplazaron por dólares falsos.
“La gente tiene que confiar en la Justicia y para eso la transparencia es importante”, dijo el embajador de Estados Unidos, Edward Prado, el 18 de mayo del año pasado. En ese momento, el presunto jefe local de la Drug Enforcement Administration (DEA), Marcelo D’Alessio, inundaba con su furibunda pluma los principales portales de los diarios de la Argentina. “Hace falta un masterplan contra el narco”, recomendó desde Infobae, el 21 de julio de 2018.
Su estrella mediática crecía de la mano de una sombra poderosa. Tanto que le permitió ser instructor de tiro para funcionarios de esa agencia estadounidense; usar chalecos antibalas y pecheras con la inscripción DEA; andar en motos y autos de alta gama, gastar más 2 millones de dólares; coleccionar 50 relojes carísimos; salir y entrar del país sin registrarse; “extraer” personas y elementos (¿armas de fabricación norteamericana como su escopeta que usa el Ejército de EE.UU?); quebrar sospechosos con extorsiones, espionaje ilegal, informes de inteligencia y membrete de Estados Unidos, carpetazos y torturas psicológicas a imputados colaboradores en las causas de gas licuado y los encuadernados con fotos del cuaderno, y demás virtudes propias de un servidor todo terreno.
Algo falló. Tanto que involucró al fiscal federal Carlos Stornelli en una maniobra extorsiva en perjuicio del empresario rural Pedro Etchebest, quien lo filmó, fotografió y grabó para la posteridad. Se lo ve recibiendo más de 14 mil dólares de una coima de 300 mil. Y lo que es peor: en un audio enviado al mismo Etchebest, soltó: “¿Te gustó el dato? Desaparecieron los nueve millones de dólares que le incautaron a Julio López, más uno más, y los reemplazaron por dólares falsos”.
Al cierre de esta edición, el Tribunal Oral Federal Número 1 decidió investigar la posible sustitución de los dólares que le secuestraron a López en un convento de General Rodríguez. ¿Quién está a cargo del Juzgado? La jueza María Romilda Servini de Cubría. ¿Quién trabaja en su despacho? Una hija de Antonio Horacio “Jaime” Stiuso, el más temido de los agentes de inteligencia regionales.
Con semejante escándalo y prueba recababa, tras imputar con prisión preventiva a D’Alessio por los delitos de asociación ilícita y extorsión y dictarle un embargo por 10 millones de pesos, el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla citó a declaración indagatoria al fiscal Stornelli el 7 de marzo.
“Teniendo en consideración que se han recabado elementos de prueba suficientes acerca de la participación del fiscal Carlos Stornelli en las maniobras vinculadas con las operaciones de inteligencia y espionaje ilegales llevadas a cabo por Marcelo Sebastián D´Alessio –escribió Ramos Padilla-, en particular los casos de Pedro Etchebest, José Manuel Ubeira y Gonzalo Brusa Dovat, que han sido ampliamente descriptas en los considerandos de la resolución dictada el día 25 de este mes –ver fs. 1621/1728-, convóqueselo a prestar declaración indagatoria en los términos del art. 294 del C.P.P.N”.
¿Qué significa?
Que el juez Ramos Padilla tiene la semiplena prueba de que el fiscal Stornelli pudo haber incurrido en un delito en el marco de la asociación ilícita y extorsión, que está investigando, donde fueron detenidos e imputados Marcelo D’Alessio y los comisarios bonaerenses Aníbal Degastaldi y Ricardo Oscar Bogoliuk. Éste último, señalado por D’Alessio como su jefe en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Se trata de la misma persona, de 61 años, a la que el extinto fiscal Alberto Nisman le pidió un arma prestada antes de ser hallado muerto de un disparo en la cabeza en 2015.
Lo que sobrevino fue un sismo en la Gestapo de Comodoro Py. Bogoliuk se negó a declarar y dijo que no cometió delitos y que vivía de una empresa de seguridad en la calle Juana Manso de Puerto Madero. Aunque algunas fuentes confiables, deslizan que se trataría de un hombre de la número (2) de la AFI, Silvia Majdalani. Por arriba de ellos, opera el “Señor 5” y amigo presidencial, Gustavo Arribas.
¿Con quiénes hablaba Marcelo D’Alessio?
Con un juez cuyo nombre es “Claudio”, varios fiscales, jueces de CABA y la Provincia de Buenos Aires, comisarios de fuerzas múltiples, la diputada del ARI y abogada denunciadora de Eduardo Valdés, Paula Oliveto, los periodistas Daniel Santoro y Eduardo Feinmann, entre otros “Animales Sueltos”.
Tan lejos llegó la lava del averno, que el Santoro que no es artista, el periodista de Clarín Daniel Santoro anunció desde su cuenta de la red social Twitter, que tomaba una licencia de la mesa de operaciones.
¿Por qué sucedió semejante afrenta?
En la instrucción del juez Ramos Padilla quedó probado que D’Alessio realizó un informe completo sobre la filiación política, los bienes, los rasgos psicológicos, las vulnerabilidades, las familias, y el CV de todos sus compañeros de set.
¿Quién habría sido su fuente principal?
El inefable Santoro. Así se lo redactó el propio D’Alessio al comisario Bogoliuk desde su computadora personal y está comprobado por los peritos del expediente que instruye Ramos Padilla.
El gran periodista Santoro es el mismo que publicó en 2015 desde Clarín, que Máximo Kirchner y Nilda Garré tendrían cuentas en paraísos fiscales, una noticia absolutamente falsa que fue desmentida dos años después por el Departamento de Justicia norteamericano y la República Islámica de Irán.
El hijo de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y Garré fueron sobreseídos en noviembre de 2018. Santoro jamás pidió disculpas. Clarín, menos. Y la embajada de Estados Unidos tampoco.
No desmintió la patraña de Santoro, pero sí se apuro a refutar que D’Alessio fuese empleado de la sede diplomática de Washington. ¿Por qué el apuro? Desde el periodismo independiente ya nadie quiere preguntar.
¿Cómo llegó D’Alessio a Stornelli?
Por recomendación de Santoro. La dupla D’Alessio-Santoro tiene el extraño mérito de haber “quebrado” a un ejecutivo uruguayo de PDVSA, a quien D’Alessio amenazó con una causa penal. Y Santoro lo reporteó una vez “quebrado”.
Luego Gonzalo Brusa Dovat dio testimonio en el despacho de Stornelli y D’Alessio lo filmó sin ser tener siquiera título habilitante de abogado en la jurisdicción. En un mensaje que consta en la causa de Ramos Padilla, Marcelo D’Alessio confesó que Brusa Dovat había sido “trasladado” en una camioneta de la embajada de Estados Unidos con agentes extranjeros hasta la Gestapo de Py.
Por eso Brusa Dovat está aterrado, pero podría declarar contra sus opresores judiciales y mediáticos.
Ejemplos flagrantes de injerencia estadounidense en la Justicia que impulsaron a la senadora Kirchner a pedir la intervención de la Corte Suprema de Justicia de forma urgente. El caso es de tanta gravedad institucional que desnuda el método tortuoso de Comodoro Py y la manipulación de servicios de inteligencia locales y extranjeros en causas de interés público.
Tan es así, que el juez Ramos Padilla podría presentarse en el Congreso en las próximas horas con pruebas fácticas sobre la actuación de Estados Unidos, la manipulación mediática, y el mecanismo extorsivo en la causa D’Alessio & CÍA.
Ante este sensible panorama, el juez Luis Rodríguez desempolvó de sus cajones una denuncia que realizó el señor Gabriel Traficante contra D’Alessio por un pedido de una coima de 90 mil dólares para “borrarle” un supuesto legajo en el fuero Penal Económico.
La saga continuó con el insistente reclamo del Gobierno para arrebatarle la causa de D’Alessio al juez Ramos Padilla, que incluye un pedido de juicio político en el Consejo de la Magistratura.
La presión llegó tan lejos, que Ramos Padilla se quedó sin fiscal. Así como suena. Ya que Juan Pablo Curi abdicó tan pronto como la primera Alianza de De La Rúa y pidió que el candente expediente pase a Comodoro Py, mientras Julián Ercolini sigue sin pedirle el teléfono celular al fiscal Stornelli. Y él afirma que no se prestará a “una operación”.
Sin embargo, Ramos Padilla encontró en manos de D’Alessio, quien estuvo cuatro horas con Stornelli en Pinamar:
Una carpeta de 70 páginas con un informe de inteligencia sobre “objetivos”.
Documentos clasificados con el membrete de la embajada de Estados Unidos.
Sendos informes de Inteligencia sobre las principales causas penales del fuero federal.
Filmaciones, seguimientos, fotografías, cámaras ocultas, trabajo de campo y supuestas extorsiones.
Diez horas de escuchas legales a D’Alessio donde confesó ocho delitos en diálogo con socios, amigues, filtradores, gestores, y operadores serviciales. A uno de ellos le ofreció “solucionarle un problema”, poniéndole droga a un sujeto que lo habría asaltado.
Un informe de Inteligencia voluminoso sobre el legislador porteño Gustavo Vera y organización La Alameda. Vera es cercano al Papa Francisco.
Un informe de 60 páginas sobre Pedro Etchebest, que incluye un seguimiento personal y financiero en EE.UU de uno de sus hijos.
Varias “denuncias anónimas” realizadas en la computadora personal de D’Alessio.
Decenas de mensajes intercambiados con el diputado Alfredo Olmedo y hasta la conformación de un posible gabinete del dirigente salteño, realizado presumiblemente por D’Alessio.
Una comunicación reservada de la embajada de EE.UU que descree del éxito de la candidatura a presidente de Olmedo, cuyo jefe de campaña es el ex jefe de la SIDE menemista, Juan Bautista “Tata” Yofre. La primicia de semejante padrinazgo se realizó en el programa de los “Animales”.
Múltiples mensajes intercambiados con la diputada del ARI, Paula Oliveto y encuestas sobre “la credibilidad” de periodistas de la Argentina.
Prueba del uso habitual de la tecnología cibernética y telefónica para el espionaje de “objetivos”. Se aclaró que pueden enlazar los mensajes de WhatsApp con los destinatarios, pero no los contenidos de las conversaciones.
Aunque la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, dijo que ese problema lo estaban por resolver para lograr espiar los mensajes. Así lo reflejó ante los medios en diciembre de 2018.
Una conversación con Stornelli sobre un ciudadano peruano que estaban buscando porque habría robado dinero de una causa a cargo del fiscal defendido por el macrismo.
Una conversación con un supuesto venezolano antichavista donde D’Alessio habló de “extraer” a alguien o algo por medio de un avión.
Un presunto viaje de D’Alessio a Medio Oriente que estaría registrado en el GPS de uno de sus dos teléfonos celulares de fabricación estadounidense.
Fotografías de las armas de alto calibre que posee D’Alessio en su casa del country Saint Thomas en el partido bonaerense de Esteban Echeverría. Fotos con placas del FBI y ropa de la DEA.
Prueba de las cámaras y elementos de espionaje que montó D’Alessio en su domicilio. Solía grabar a las visitas en el living.
En horas esta causa tendrá escenas de novela negra. El agente Marcelo D’Alessio está desencajado. Pero conserva la mente fría. Dicen que es brillante. Mal no le fue. Es millonario.
La máquina todopoderosa que lo usó mandó a espiar al juez Ramos Padilla y a sus empleados del Juzgado de Dolores. Todos los teléfonos están siendo escuchados. Los taxistas del barcito de la Avenida Buenos Aires beben café en alpargatas. Toman el fresco. Y ven pasar las nubes.
Por Juan Alonso, Nuestras Voces
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