Cuatro años después del inicio del conflicto en Yemen, el país vive una catástrofe humanitaria que repercutirá negativamente incluso en las generaciones futuras. La oenegé británica pro derechos de la infancia Save the Children (Salven a los Niños) ha denunciado numerosos casos de menores heridos por ataques aéreos realizados por la coalición liderada por Arabia Saudí.
Casos de niños heridos o de los que perdieron la vida por bombardeos de la coalición ocurren con frecuencia en Yemen. El 9 de agosto de 2018, un ataque aéreo tuvo por blanco un autobús en el norte de Saada (noroeste), 40 niños murieron y muchos otros resultaron heridos.
Los niños y niñas son víctimas directas de la guerra saudí en Yemen. 1,2 millones de niños viven en 31 zonas de conflicto activas y pagan las consecuencias indirectas de todo ello, ya que no tienen acceso a los servicios más básicos porque los sistemas de agua y saneamiento están colapsados, y se han cerrado centros de salud y escuelas.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cada diez minutos muere un niño yemení por causas prevenibles, como la desnutrición, la diarrea o infecciones respiratorias.
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