La pesquisa la dirige el viceministro de Gestión de Emergencias, Huang Ming, y la ordenó directamente el Consejo de Estado (Gabinete) por instrucción del presidente Xi Jinping, quien urgió a salvar la mayor cantidad de vidas posibles y tomar la experiencia para evitar otras tragedias similares en el futuro.
Según el alto funcionario, desarrolla la indagatoria un equipo conformado por expertos y tienen la premisa de no dejar cabos sueltos sobre el letal hecho, ocurrido el jueves exactamente en un parque industrial en la ciudad de Yancheng.
De forma colateral, está en marcha una supervisión estricta sobre la producción y el almacenamiento de sustancias químicas peligrosas en el sitio, y se prevé la implementación las regulaciones severas de seguridad.
Aparte de los fallecidos y lesionados se reportaron otras 640 personas bajo tratamiento médico.
Se teme que la cifra mortal aumente porque los heridos están en condiciones críticas y presentan distintos grados de quemaduras.
Tras el estallido un terremoto de tres grados de magnitud, en la escala abierta de Ritcher, estremeció la zona y provocó un incendio.
Mientras, resultados preliminares de las pesquisas medioambientales aseguran que las fuentes de agua cercanas a la planta no están contaminadas, pero se tomarán las medidas pertinentes para contener el flujo hacia afuera de líquidos tóxicos.
Además indican que las concentraciones de dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno en la atmósfera ya se están dispersando.
Ese sondeo se abrió con la preocupación de que varios edificios residenciales, escuelas y guarderías rodean la planta química, con un amplio historial de violaciones a la seguridad que le valieron varias sanciones.
Personalidades internacionales como el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, y gobernantes de países como Cuba y Argentina países enviaron mensajes de solidaridad a China tras este hecho mortífero.
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